jueves, 30 de abril de 2009

Fallecio Sensei Anichi Miyagi

El Karate Goju Ryu esta de duelo, se ha informado sobre la muerte de An´ichi Miyagi Sensei, sucesor de Chojun Miyagi Sensei y gran maestro de la IOGKF, falleció este martes 28 de abril a los 78 años. An´ichi Miyagi Sensei nació en Naha, Japón, el 9 de febrero de 1931. Quedó huérfano por la guerra con catorce años y encontró un trabajo para mantenerse a él y sus dos hermanos en la Base Militar de Kadena. Escuchó hablar de Chojun Sensei a unos amigos, y se dio cuenta de que vivía a cinco minutos de su casa. El 1 de febrero de 1948, junto a tres amigos, comenzó su entrenamiento en Goju Ryu a la edad de 16 años. El entrenamiento se hacía en el jardín de la casa de Chojun Sensei, de ahí que se le llamase el Jardín Dojo. Chojun Sensei era un maestro exigente. Antes de que comenzase su entrenamiento como tal, An´ichi debía limpiar el jardín y mover las piedras pesadas de un lugar a otro. Estos quehaceres servían para que su maestro pudiera observar el carácter de An'ichi, su puntualidad, perseverancia y tenacidad. Tras casi un año de entrenamiento duro, limpiando la casa de Sensei, haciendo té y cuidando de Chojun Sensei demostró su compromiso, dedicación y lealtad. Así fue que Chojun Sensei lo eligió como único estudiante del dojo y empezó a enseñarle el estilo completo, incluyendo los heishu gata, kaishu gata, bunkai y finalmente la esencia (gokui) del Goju Ryu durante los seis últimos años de su vida. Chojun Miyagi Sensei confió así el futuro del Goju ryu al joven An´ichi Miyagi, quien alcanzó el grado de Saiko Shihan en la IOGKF. Continuando con la tradición del estilo, Miyagi Sensei eligió como único alumno a Sensei Morio Higaonna.


Tensho Kata, Sensei Anichi Miyagi

sábado, 25 de abril de 2009

Tuite, el secreto del Okinawa Te

Los mas avanzados secretos de las artes marciales fueron mantenidos lejos de Occidente por mucho tiempo. El verdadero significado de los Kata no se revelo hasta que los Grandes Maestros de hoy han empezado a difundir el TUITE. Este consiste en técnicas de agarre, torsiones, presiones en puntos especiales, volteos y golpes en zonas vitales del cuerpo humano.

Los primeros conocimientos de Karate fueron introducidos en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial , algo mas de diez años tardaron en llegar a la Argentina ( a fines de los años 60 y principios del 70 ) . Los más avanzados secretos de las artes marciales fueron mantenidos ocultos a los practicantes de Occidente . El objeto de este procedimiento de enseñanza era el de difundir masivamente el arte marcial , pero mantener la dependencia de los creadores , dado que los instructores occidentales eran de bajo nivel . También se les inculco a estos instructores una metodología de enseñanza basada en un verticalismo militar muy estricto y poco natural , no solo en el disciplinario trato con los alumnos , sino también en lo administrativo , de esta manera se aseguraban la continuidad y obediencia a las disposiciones que ellos dieran . Los escasos conocimientos de la cultura Japonesa permitieron que esta metodología se mantuviera durante mucho tiempo , si a eso se le suma la masiva capitación que produjo el arte marcial nadie se puso a pensar si la enseñanza era correcta o no . La constante dedicación , los adelantes técnicos locales , y las aptitudes de nuestros practicantes hicieron imposible continuar manteniendo en secreto la verdadera escénica de cada movimiento . A esto se le suma la pujante inquietud de los mas avanzados en las practicas que viajaron hasta la misma Okinawa para nutrirse de conocimientos en origen motivo a los Grandes Maestros de hoy a no mantener ocultos estos conocimientos y comenzar a difundirlos debidamente Esto provoco un nuevo y revitalizado empuje para el aprendizaje de el KARATE TRADICIONAL.

Lo Enseñado Era Correcto
Lo enseñado por los Antiguos Maestros de ninguna manera era incorrecto , y su letal aplicación fue comprobada en testimonios de los primeros practicantes y de los ex combatientes de la Segunda Guerra Mundial , tampoco se puede dudar de las habilidades del practicante nipón . Lo que motivo las dudas eran el sistema de patadas , golpes de puño y la forma de practicar los Kata en las rutinarias clases de Dojo lo que llego a cubrir con un manto de duda sobre la verdadera efectividad . Pese a esta duda se mantuvo como forma tradicional de enseñanza y aprendizaje , la disciplina tenia buenos frutos . Con la introducción de el Karate Deportivo en sus distintas variantes , Olímpico , Full Contac. , etc. , las Artes Marciales fueron modificando por si las aplicaciones y la interpretación de las distintas técnicas de combate , se aplicaron nuevos métodos y se introdujo el entrenamiento de alto rendimiento deportivo , de los atletas de otros deportes . se apreció que lo tradicional no era efectivo y que su valor era relativo , pero al analizar el problema con mayor profundidad se pudo detectar que había algo mas detrás de todo esto . A partir de una mayor presión sobre sus Maestros y al ver estos que era el momento oportuno se inicio una nueva etapa de la enseñanza de Japón hacia Occidente la que condujo a descubrir lo secreto de el Arte Marcial .

Nuevas Formas de Analizar los Kata
Esta nueva forma de analizar los Kata esta basada en aplicaciones de técnicas de agarre , volteos , presiones en puntos vitales y torsión de miembros y nervios , apoyados con movimientos de cambio de cuerpo , a esto se le llamó TUITE . Uno de los máximos exponentes de los Maestros de Tuite en Okinawa fuero los Sensei Hohan Soken de Karate Shorin y Shigero Nakamura de Okinawa Kempo , los que fueron Maestros de el Hanshi Fusei Kise , Líder Mundial del Estilo Kenshinkan en el Mundo , este lo enseño en principio al Kyoshi Jorge Julio Brinkmann y luego de el fallecimiento de este continuo enseñando al Kyoshi Juan Carlos Jöcker actual responsable del Estilo Kenshinkan en Sud América . Los golpes de puño y de pie deben ser empleados con aplicación de la fuerza directa contra el oponente , el Tuite en cambio , dirige la técnica aplicada , necesita menor esfuerzo de aplicación , no se conmociona con el choque de los golpes en el blanco y la aplicación de presión en puntos de dolor o vitales obtiene como resultado un poder combativo mayor y mas eficaz .

Puntos Vitales o de Dolor
Según los expertos son mas de 200 ó 250 los puntos que coinciden con terminales nerviosas en el cuerpo humano , sobre os cuales al ejercer una presión determinada y en un ángulo determinado producirán estados de inconsciencia , paros cardiacos o dolor insoportable . El Tuite requiere combatir a muy corta distancia , lo que exigirá velocidad de reacción y gran dominio de las técnicas y una practica dedicada y constante . Sus movimientos son de una belleza notable y sus aplicaciones no tienen defensa , pues no es posible endurecer las terminales nerviosas que transmiten el dolor , con la alta posibilidad de no dejar marcas ni rastros del ataque , esto permite una segunda defensa dado que el Tuite no deja constancias como las patadas o los golpes de puño que permitan posibles acciones legales por el que las recibió , dado que es muy difícil probarlas . También se puede decir que es un combate menos violento y mas racional al poder permitir un mejor control de los dolores o daños que producen sus técnicas . Como vemos cubre un mayor campo dentro de la Defensa Personal .

Tiempo de Aprender a Analizar Una Técnica
Una vez practicadas las técnicas básicas del Tuite no será difícil poder analizar los Kata desde este punto de vista y ver que distintas son las aplicaciones y además ver en que se convierte este Kata . Empezaremos a ver barridas , palancas , lances en lugar de los bloqueos y los golpes tradicionales a que estamos acostumbrados . Un nuevo pero a su vez antiguo Karate se presentara ante nuestros ojos , todo será distinto y tendrá un nuevo valor , se desarrollaran habilidades distintas que nos multiplicaran , las cuales sumadas a lo que teníamos aprendido se convertirán en un verdadero cumulo de conocimientos . Allí podremos entender el lema que se encuentra en la cabecera del Dojo del Hanshi Fusei Kise : JUZESEIGO ( Ju = Suave , Ze = Blando , Sei = Justo / Recto , Go = Regla , Ley , Duro , Fuerte , Lo que arma el metal ) ( Solo lo suave se impone a lo Duro ó Lo suave en su justa medida , regula lo Duro ) . Allí descubriremos el verdadero valor de una técnica correctamente aplicada con maestría y además temiblemente efectiva . Allí perderemos las dudas que en algún momento pudo pasar por nuestra mente . Allí encontraremos el Verdadero y más tradicional de los Karate de Okinawa .

El Guardar El Secreto Fue Necesario
Creo que el guardar el secreto por tantos años fue necesario , no se puede enseñar aquello que no se esta en capacidad de entender . Solo el haber progresado en nuestras técnicas y en nuestros entrenamientos nos permitió darnos cuenta de que algo le faltaba al Karate aprendido . También tenemos que tener en cuenta que este debe ser el método adecuado para enseñarlo en nuestras respectivas áreas , no podemos verter mas liquido cuando el vaso esta lleno . Muchos son los alumnos que han escuchado de sus maestros la existencia del Tuite y no pocos son los que han recibido una introducción del aprendizaje del mismo , pero si muy pocos son los que lo han entendido y lo pueden continuar aprendiendo y muchos menos son los que han recibido el preciado regalo de la enseñanza profunda de este arte marcial por parte de los Grandes Maestros de Okinawa .

Texto extraido de la pagina www.marcialarte.com

viernes, 17 de abril de 2009

Sensei Kokubo en Chile



La escuela "GOJU DO", ha organizado un seminario para este 1º-2 y 3 de mayo con Sensei Juichi Kokubo, destacado maestro de Karate Goju Ryu. Un seminario que no deberiamos perdernos todos los amantes de las artes marciales.

Para mayor informacion visitar la pagina de la escuela en el sitio web http://www.gojuchile.blogspot.com/

Grandes Maestros de Okinawa "Sokon Bushi Matsumura"

SOKON BUSHI MATSUMURA
Había pasado poco tiempo desde que Napoleón Bonaparte controlara la garganta de Europa con la potencia de sus cañones, cuando el señor Sofuku Matsumura hacía gestiones para introducir a su hijo Sokon en el mundo de las Artes Marciales. Eligió para ello, al Maestro más reconocido en aquellos tiempos, un anciano de 78 años cuya reputación estaba fuera de toda duda.
Después de un largo viaje por los caminos polvorientos e infestados de peligros de la Okinawa feudal del siglo diecisiete, llegó por fin, después de pasar por varios controles policiales Chinos, a la ciudad de Naha. No tuvo problemas para encontrar la casa del Maestro, pues todo el mundo le conocía, no solamente por su fama como Artista Marcial sino por ser Magistrado.
Allí se encontraban padre e hijo delante de un venerable anciano, que más parecía un poeta que un aguerrido luchador. Las referencias que presentaba Sofuku eran buenas, de otra manera hubiera sido muy difícil ser recibido por el Maestro; él, era un celoso protector de las formalidades sociales.
"Déjame ver al muchacho", carraspeó el Maestro mientras hacia extraños movimientos con el cuerpo.
"Sokon," le dijo con voz firme, "empezar las Artes Marciales significa iniciar una nueva vida. Pronto te darás cuenta de que tu carácter y tu personalidad son más importantes que la habilidad o la fuerza física. ¿Crees que te podrás entregar con diligencia obedeciendo a todo lo que se te diga sin una palabra en contra?".
La precisión de la mirada del Maestro, lo directo de su voz y el ambiente solemne hicieron sentir al joven adolescente temprano, como si se estuviera encogiendo. Cuando acabó de hablar aquel anciano, Sokon miró a su alrededor como para ver si tenía autorización para hablar. Todos los presentes le miraban fijamente esperando no solo una contestación, sino en que forma y actitud la expresaba. Esta situación, ya se había producido anteriormente en la casa y, debido a la poca determinación en las respuestas de los candidatos, el maestro los había rechazado. El joven, inspiró lentamente, dejó salir el aire por si solo y, contestó por fin: "No le defraudaré".
Este fue el primer paso que dio Matsumura en el camino que le llevaría hacia la fama y le colocaría al lado de los inmortales del Karate. Este momento tan significante sería la semilla que germinando en el tiempo produciría maestros como Itosu, Chinen, Tawata, Yasuzato y Arakaki, los cuales sistematizarían el karate para acabar denominándose Shuri-te y Sho-Rin-Ryu.
Anteriormente a estos acontecimientos, el karate no se enseñaba como lo fue desde entonces hasta nuestros días. Incluso el nombre era diferente, se llamaba kara-te o to-de que quería decir "mano de espiga", posiblemente debido al echo de que era practicado solamente por los campesinos que tenían prohibido por el clan de los Satsura Japoneses el uso de armas. Anteriormente a la "reforma" de Matsumura, los diferentes estilos de Kara-te, recibían el nombre de los maestros que los enseñaban pero sin ninguna unidad haciendo cada uno su propia interpretación del arte. Matsumura, sin embargo, llamó a su estilo Sho-Rin-Ryu, traducido como "el estilo del bosque joven". Este estilo no debe confundirse con el antiguo arte Okinawense, el cual todavía se sigue practicando en las islas y que recibe el nombre mismo nombre de "Sho-Rin-Ryu" pero con una genealogía y traducción diferente,-"el estilo del bosque de pinos".
Una vez iniciado el proceso de tutelaje bajo la dirección de Sakugawa, el futuro Bushi (samurai) Matsumura se desarrollo rápidamente como un habilidoso experto artista marcial. Y sucedió, que el invierno de1816, se le encontraron suficientes valores como para ser reclutado en el servicio imperial como chicudon, importante título concedido directamente por el Emperador y, anterior en el rango al que recibiera años antes su propio maestro- peichin. Esto le permitió vivir holgadamente y contraer matrimonio dos años después. Su nombre era Yonamine Chiru, conocida por todos como una mujer muy inteligente y de gran fortaleza física. Venía de una familia de renombrados practicantes de karate, siendo en el futuro una influencia y un pilar importante que contribuyó notablemente en el desarrollo social y espiritual de su marido.
Como sucede siempre, la gente comenzó a compararles, incluso se discutía acerca de quién era el mejor de los dos en las habilidades de las artes marciales. Se decía de ella, que era capaz de levantar un saco de arroz con la mano izquierda y barrer el polvo por debajo con la escoba en la mano derecha. "¿Quién sería el mejor luchador?". Esta era una duda que flotaba en el ambiente de la ciudad. El espíritu apostador y la afición por los retos siempre han sido característicos del carácter propio del pueblo Okinawenses.
Esas dudas fueron resueltas una noche cuando regresaba la señora Matsumura de una fiesta que se había cebrado en el barrio de Kaki-no-hana. Cuando el alcohol corrió en exceso entre los festejantes, el ambiente comenzó a ser poco a poco demasiado borrascoso. Entonces, Matsumura dijo a su mujer que regresara a casa, mientras él permanecía allí un rato más. Comenzaba a caer la noche cuando Yonamine inició el regreso a su casa por un atajo polvoriento y sucio que llevaba al templo medio abandonado de Sogen-Ji. De repente, un ruido entre los arbustos, la hizo sobresaltarse. Dio un salto a otro lado de la senda, mientras veía como salían de la oscuridad tres hombres suciamente vestidos y mal afeitados. La miraron maliciosamente como predadores dispuestos a saltar sobre su indefensa presa.
Ella , dándose cuenta de la situación de peligro inminente en la que se encontraba, mientras daba un paso atrás, recuperó la respiración inspirando lentamente, y se situaba en una zona donde la vegetación era más densa.
"¡Quitaros del camino, o tendré que castigaros a los tres!", dijo ella, pretendiendo desconcertarles.
Su truco no caló entre los rufianes, que se rieron de estas palabras, e inmediatamente se colocaron a la derecha del que parecía ser el jefe del grupo. Yonamine se percató inmediatamente del liderazgo del más barbudo. Su mente instintivamente recordó que, en situaciones de agresión múltiple, siempre hay que tomar la iniciativa del ataque y dirigir éste contra el líder o el más fuerte del grupo. Esto provoca un desconcierto inicial que debe ser aprovechado con ventaja por el asaltado. "Quien da primero, da dos veces". El paso que dio hacia atrás y a un lado también tenía una importante razón estratégica: "En la lucha contra varios atacantes hay que moverse de tal manera que el líder siempre quede entre tú y los demás", recordó que le instruyó su padre.
Antes de que el barbudo diera un paso mas hacia delante, Yonamine saltó sobre él como un gato. El hombre parpadeó con una expresión de miedo en sus los ojos al ver como la cara plácida y femenina de aquella mujer se transformó en un instante en una mascara horrible con los alerones de la nariz ampliamente abiertos, los ojos como los de un demonio y la boca abierta con una mueca horrible enseñando unos amenazantes dientes.
Su kiay , sonó como un extraño relámpago en una noche estrellada. Nada parecía ser lógico, pensaban los malhechores. Su desconcierto era total. Y, antes de acabar de pensar en ello, la mujer caía al suelo con una pierna, giraba sobre ella y dirigía el talón de la otra directamente a la sien del hombre más fuerte. Sin parar la acción, apoyándose en el pie de la pierna que acababa de utilizar como un martillo, proyectó otra patada lateral que con el canto del píe que dio impactó la garganta del segundo hombre que la recibió anonadado. Cayó éste sobre una pila de maderas agarrándose la garganta sin apenas poder respirar. No se habían todavía enderezado las rodillas de Yonamine cuando se abalanzó nuevamente sobre el primero dirigiendo la punta de su codo contra su nuez.
El tercer hombre, todavía intacto, se paró al instante y al comprobar la situación en la que se encontraban sus compañeros. Mostró una expresión de cara de perro asustado y cobardemente salió corriendo lleno de pánico. En solo tres pasos Yonamine alcanzó al bandido asiendole por el cuello de la camisa , le aplicó una patada en la parte posterior de una rodilla y cayó sobre él. En una posición parecida a la de un jinete montando un caballo, le trincó del pelo, y antes de que éste se protegiera con las manos, el canto de la mano derecha de la indefensa mujer cortaba el cuello del hombre como un hacha. La arteria gruesa del cuello no pudo resistir el golpe y el hombre quedó tendido sin conocimiento.
Entonces arrastró a los tres insensatos hasta colocarlos sentados, espalda con espalda, y los ató con su obi, que es el fajín ancho con el que se sujetan las ropas las mujeres. No acabó aquí su acción. Arrancó el palo que mantenía el nombre del templo y lo arrojó sobre ellos como un último acto reivindicativo y de asco. En la inscripción se leía, -" Paz en el espíritu, paz en el cuerpo, paz en las manos, paz en los caminos." Muy apropiado...
Horas después, Matsumura volvía a casa siguiendo el mismo camino. Según se aproximaba al templo, se extrañó al oír ruidos como lamentos que provenían desde los arbustos circundantes. Curioseando a través de la oscuridad de los matorrales, se sorprendió al ver a tres hombres amarrados como si fueran ganado y uno de ellos con sangre seca pegada a la cara. Mientras los desataba, reconoció el obi de su mujer. Los liberó y sin más preguntas los dejó ir mientras observaba atónito como caminaban con dificultad mientras se perdían en la oscuridad de la noche.
Al día siguiente, durante la hora del desayuno, Matsumura dejó caer el cinturón encima de la mesa delante de Yonamine y dijo, "Creo que esto te pertenece".
Su mujer, envuelta en el polvo de la limpieza, recogió su obi y sin una sola palabra, continuo con su trabajo como si nada hubiera pasado. Matsumura se mantenía tranquilo pero una duda le rondaba la mente, - no podía comprender, cómo una mujer tan dulce, bella y hacendosa como la suya podría haber maltratado tan duramente a tres hombres. La educación tradicional Okinawense limitaba muchos las preguntas que un marido podía cuestionar a su mujer, el sentido de la ofensa y de la privacidad en aquellas épocas, eran muy respetados. A pesar de la sensación de tener gusanos en el estómago y la cara enrojecida por la duda, no se atrevió nunca a preguntar abiertamente. Estaba seguro de que ella había sido la responsable de ese desaguisado. Una maliciosa sonrisa, dibujaba en su rostro demostraba tímidamente,- que él sentía una gran admiración por ella y por lo que había hecho, pero que no podía demostrarlo abiertamente debido a las estrictas reglas sociales. Descubrió de esta manera secreta, que Yonamine era realmente una gran experta en el mundo del karate, y que su familia había ocultado perfectamente su entrenamiento.
Efectivamente, el kara-te, como se denominaba por entonces, se practicaba secretamente en el seno de familias cerradas que guardaban sus técnicas de puertas a dentro.
Desde entonces, una duda, le acompañó durante el resto de su vida, - "¿Qué sucedería si el mismo se encontrara un día en una situación similar?".
Ese día no tardó mucho en llegar. La familia de Yonamine estaban celebrando una fiesta familiar, cuando Matsumura comenzó a sentirse enfermo que es una forma más elegante de decir "mareado", y se retiró a descansar. Un poco antes del anochecer, haciendo gala de ese carácter burlesco típico de los Okinawenses, se vistió como un granjero, embadurnó su cara con carbón y, salió corriendo hacia un lugar llamado Daido Matsubara por donde él sabía que su mujer tendría que pasar para ir de vuelta a casa. Quería darle un buen susto. Se escondió en una acequia y esperó a que llegara su mujer.
Al cabo de un rato, la vio descender alegremente cuesta abajo llevando en una mano un balanceante furoshiki , un hatillo en el que transportaba diferentes cosas de utilidad doméstica. Cuando creyó que estaba suficientemente cerca, saltó de repente hacia ella gritando todo lo que podía mientras agitaba los brazos como un espantapájaros. Solo tenía la intención de paralizarla dándole un buen susto.
La reacción de ella fue instantánea y espontánea. Tiró el hatillo y salto verticalmente mientras lanzaba dos patadas al pecho del fantasma. El sorprendido Matsumura no tubo ninguna posibilidad de defenderse pues quedó más sorprendido que ella. Ahí, no acabó la batalla. Nada más tocar el suelo, Yonamine utilizó, como dos resortes, ambos brazos, cuyos puños descargaron toda la fuerza un mismo sitio de la cabeza de Matsumura.
Cuando empezó a recuperarse del mareo y de las estrellas que había visto como consecuencia de los golpes, se percató, de que su bonita y domestica mujer, le estaba atando a un árbol con el mismo obi con el que atara a aquellos bandidos.
Matsumura no fue capaz de desatarse durante toda la noche. Ella era una experta en hacer lazos y nudos imposibles de desatar. Cuando los primeros rayos del sol calentaban el amanecer y su cuerpo aterido de frío, vio a un hombre bajar la cuesta montado al trote un caballo blanco.
"¡Eh!," gritó Matsumura. "¿Desáteme, por favor!".
El hombre descabalgó y quedó atónito al descubrir que se trataba del gran Matsumura. ¿Cómo un hombre con su reputación podría encontrarse en semejante situación?.
"Comprendo," dijo Matsumura, muy consecuente y visiblemente avergonzado, "Se estará usted preguntando, qué ha pasado. Yo mismo casi no lo sé. Dejémoslo como está, el mundo es grande y he descubierto que puede haber artistas marciales mucho más hábiles que yo".
Después como un perro con el rabo entre las piernas, regresó humillado a casa. Su dulce mujer le miraba sonriente mientras escuchaba el cuento que su marido le estaba describiendo. "Esta noche me han atacado un grupo de hombres y he tenido que defenderme..." Mientras ella le servía el desayuno solo le dijo, - "Tienes que entrenar mas duramente". Luego cayó y continuó con su sencillez habitual, después de todo el orgullo del marido quedaba en casa. En ningún momento le hizo sentirse descubierto. No quería ridiculizar más todavía a su marido.
Matsumura contó la historia a su venerado Maestro Sakugawa y, este después de reírse un buen rato, decidió darle un buen consejo.
"Mi querido alumno, ¿donde está tu punto más vulnerable?.". El punto más vulnerable para un hombre son sus testículos y para una mujer los pechos. Ellas cuando combaten ponen toda la atención de no ser golpeadas ahí. La próxima vez que te enfrentes a una experimentada mujer artista marcial, amaga un golpe al pecho, ella perderá el equilibrio al intentar cubrirse, y entonces debes entrar en la lucha cuerpo a cuerpo practicando alguna técnica de Ju-jitsu para proyectarla al suelo. Pero si ella, da muestras de ser más fuerte que un hombre, entonces lanza tu primer ataque a esas zonas sensibles".
Matsumura, se sentía totalmente desanimado después de su derrota las manos de su mujer. Pensaba en el consejo de su maestro y no podía dejar de pensar en ello. Aunque fuera una mujer la que le había ganado, no podía entender como su karate se había desarrollado a medias, pues en aquellos tiempos también habían ronins, samurais vagabundos que también eran mujeres de gran peligro. Esperó hasta encontrar la oportunidad de la revancha que se produjo dos meses más tarde.
Yonbara, era el pueblo donde vivía la familia de Yonamine. Fue de visita sola, recorriendo andando la distancia que se cubría en un día de marcha desde Shuri.
Matsumura vio ahí su oportunidad. Antes de que el sol llegara al ocaso ya estaba camuflado detrás de unos juncos que bordeaban el camino. Haciendo gala de ese carácter teatral que tanto le gustaba, esta vez decidió vestirse de pescador, se untó la cara con aceite y arena como si se tratara de un viejo lobo de mar, de esa guisa esperaba no ser reconocido. Se escondió y espero.
Al poco tiempo de ponerse el sol, su mujer llegó con marcha ágil cargando su pequeño hatillo de viaje. Si esperar más dilación, Matsumura se lanzó sobre ella profiriendo simultáneamente un fuerte kiay ,( grito explosivo). En esta ocasión, Yonamine dio un paso a tras y comenzó a describir un círculo lentamente alrededor de él, como lo haría un gato listo para saltar. Sin más, él lanzó un tsuki , (golpe de puño directo), hacia su pecho con la intención que le había explicado su maestro, como un cebo. Efectivamente, esta acción provocó en ella una tanta consternación que permitió que Matsumura se acercara a ella hasta hacer un cuerpo a cuerpo. Agarrándola de frente por el hombro derecho y por el codo izquierdo la hizo caer al suelo con una zancadilla a la pierna derecha, osoto-gari. Por fortuna esta técnica no encierra mucho peligro pues la caída puede ser fácilmente controlada por el atacante. Yatsumura se limitó a dejarla caer contra la espalda sobre el suelo y, salió corriendo.
Yonamine quedó sola y muy consternada pero no herida,- dos ataques en tan poco tiempo era demasiado.
Matsumura llegó a casa corriendo, se lavó, se sentó en la mesa y esperó como si nada hubiera pasado mientras bebía un vasito de sake,(vino de arroz).
"Omedeto gozaimasu", dijo ella en un tono entusiástico cuando finalmente entró en la casa.
"Por qué omedeto," preguntó Matsumura, pretendiendo no saber de qué estaba ella hablando. "¿Qué he hecho yo para merecer esa felicitación?".
Con una expresiva sonrisa reflejada en su cara, ella dijo,-"Estoy feliz porque después de hablar con el Maestro Sakugawa, por fin has aprendido a como combatir contra una mujer experta en artes marciales". Matsumura la miraba atónito. Había sido descubierto. No entendía nada. Ella debería mostrarse muy enfadada y muy ofendida por haber perdido. Después de todo cuando él fue derrotado, ¡ tardó tres meses en recuperarse!,y, ¿ ahora ella venía contenta habiendo sido derrotada?. No entendía nada.
"Querido marido", comenzó a hablar ella en un tono materialista.- "Hoy has aprendido dos grandes lecciones. La primera es que en combate no hay distinciones entre hombres y mujeres. Un oponente es un oponente. En algunas ocasiones, como has comprobado, una mujer puede ser mucho más peligrosa que un hombre si esta bien entrenada en el mundo de las artes marciales. Y, la segunda , que el corazón de la mujer siempre se alegrará por la victoria de su marido aunque ella sea la que pierda. Nosotras somos luchadoras silenciosas en constante pelea contra la vida diaria. Esta vida no tiene sonoras recompensas para nosotras, pero cuando veo a mi marido feliz y orgulloso por haber tenido una victoria, entonces por unos momentos nos sentimos felices y orgullosas de haber contribuido a su felicidad. Siempre he sabido que tu eras el atacante, y me he sentido triste durante estos meses por tu anterior derrota. Ahora estoy feliz".
Acabando de decir esto, abrazó a Matsumura y se fue a barrer el suelo levantando un saco de trigo de 40 kilos con una mano y barriendo por debajo con la otra...
Matsumura quedó anonadado por la profundidad y humildad de su mujer. Con cada lágrima que caía por sus mejillas sintió como un poder enorme invadía su espíritu. El espíritu de la humildad y de la sencillez que le acompañaron durante el resto de su vida .

Las Artes Marciales tienen en si mismo, no solo el poder de la destrucción, sino la caricia de la sensibilidad. Ambos extremos como el Ying y el Yang, se complementan, uno no puede existir sin el otro y de producirse esta circunstancia , se producirá un gran desequilibrio.
Las Artes Marciales por medio del entrenamiento físico y riguroso fortalece el cuerpo hasta límites insospechados; rompimientos de piedras, combates durísimos, entrenamientos agotadores, etc, y por medio de la meditación y las conversaciones con el sensei,( profesor director de la escuela). La delicadeza de la filosofía penetra, poco a poco, durante el trascurso de muchos años en el espíritu del iniciado. El artista marcial tiene en su mano la posibilidad de crear vida o causar muerte y entre esos extremos discurre su existencia. La humildad y la sencillez desarrollados durante muchos años de practica le harán comprender un día cualquiera,- ¿Por qué Dios escucha las lagrimas de las mujeres?,o, ¿Por qué en una mano un saco y en la otra una escoba?. Preguntas sutiles que encuentran la adecuada respuesta solo, en el espacio silencioso de la meditación o, en el mundo profundo de la mente de la mujer.

Grandes Maestros de Okinawa "Karate Sakugawa"

El arte del karate como es conocido actualmente, se debe a un hombre nacido en el siglo XVIII llamado Sakugawa. Dejó una amplia estela de conocimientos, entre los que destacan: el dojo kun, o reglas éticas que se siguen en los gimnasios de Artes Marciales, la kata Kusanku, la kata de bo Sakugawa bo kata y el sistema general de entrenamiento que conocemos hoy en día.
Nació en Shuri, Okinawa, el 5 de marzo de 1733 y murió el 17 de agosto de 1815.
Cuando tenía 17 años, sucedió un acontecimiento que marcó toda su vida. Un mal día, su padre fue llevado a casa por varias personas. Había sufrido una paliza y después los agresores le obligaron a beber alcohol hasta el límite que no podía resistir ningún ser humano. Esta agresión se produjo por una venganza: El padre no bebía alcohol hasta emborracharse, cosa poco común en una época donde los campesinos oprimidos por la policía imperial japonesa tenían en esta actividad etílica un medio para expresarse desinhibidamente. Éste motivo fue suficiente para provocar un altercado que acabó con la vida del desafortunado padre de Sakugawa.
En el lecho de muerte, lo mandó llamar, " Hijo, mírame bien. Quiero que me prometas una cosa. Aprende a defenderte y no vivas como tu padre, siempre sometido al capricho de los más fuertes. Debes aprender artes marciales, no vivas humillado como yo. No permitas que abusen de ti ni te hagan sentir ridículo hombres de esa calaña, que cobardemente atacan en manada como perros salvajes".
Después de enterrar a su padre, Sakugawa buscó un artista marcial que pudiera complacer el último deseo de su progenitor, y al cabo de un tiempo oyó hablar de un monje llamado Takahara Peichin. El título Peichin, añadido detrás de su apellido, era una garantía, pues representaba un honor que el rey otorgaba por servicios distinguidos. El monje vivía en un pueblo cercano al suyo, Akata, lo cual era muy conveniente. Visitó a Takahara y le explicó su misión. El monje le escuchó detenidamente y le dio la primera instrucción:
"Las Artes Marciales son un estudio para toda la vida. No es un capricho de meses o años. Es para siempre. Tiene unas bases filosóficas muy profundas centradas en estos principios: Do, un camino de vida, una forma de vivir. Ho, la ley, las reglas estrictas para realizar una kata. Katsu, el uso real de las katas en luchas reales."
Esta introducción impresionó tanto a Sakugawa que no solo se inició en el entrenamiento en cuerpo y alma, sino que lo continuó durante el resto de su vida.
Mientras los años pasaban rápidamente, Sakugawa, se desarrolló como uno de los mejores alumnos bajo la disciplina de Takahara. El sistema de lucha que aprendió se llamaba To-De, el cual era una derivación del Kempo chino. Sin embargo, le faltaba mucho por aprender.
El entrenamiento correcto y la ética aprendida durante tantos años fueron puestas a prueba aquel día cuando el joven Sakugawa decidiera visitar el alegre barrio de Nakashima-Yukaku. Tenía por entonces la fuerza y la poca prudencia de los 23 años. Este arrabal era famoso por tener calles muy licenciosas, en las que la "alegría" corría por las calles sin mucho control policial. Era el sitio ideal para ir a divertirse de una manera desenfadada. El beber alcohol y las bromas de unos a otros eran actividades normales.
La segunda lección, trascendental para su vida, la tuvo aquí y pudo comprobar con gran vergüenza cómo, a pesar de su exquisita educación, se colocó en la misma baja categoría como la que demostraron los que atacaron a su padre.
El encuentro con Kusanku
Mientras cruzaba un puente cerca de la ensenada de Izumizaki, vio a un elegante chino, vestido con ropas de seda, que miraba sobre la barandilla del puente. Parecía ensimismado en la observación del reflejo de la luna sobre las aguas del río. Un repentino impulso se apoderó de Sakugawa. En el ambiente social existía una animadversión hacía los extranjeros, especialmente los chinos, pues éstos eran cultos y muy refinados en la formas sociales . Se vestían con largas túnicas de seda que les daban una apariencia frágil y elegante.
"¡Por fin tenía la posibilidad de burlarse de un chino invasor!", pensó nuestro "héroe". Ese era el momento perfecto.
"Voy a empujar al "dandy" al río y me reiré de él," Sin pensarlo dos veces; se acercó lentamente por detrás y, repentinamente, le dio un fuerte empujón. El chino gritó con poderosa voz en marcado acento Okinawense:
"¡Peligro!", al mismo tiempo que agarraba la muñeca de Sakugawa con la fuerza de una tenaza de hierro.
"¿Por qué haces esto?", le preguntó el extranjero. "¿No te das cuenta de que una broma como esta podía haberte hecho mucho daño? ¿ Qué hubiera pasado si yo fuera débil y no hubiera podido parar tu acción? Tú eres muy fuerte y no deberías jugar así. La gente de Okinawa ha sido muy buena conmigo y voy a dejar pasar esto, pero contrólate en el futuro, ¿ qué pensaría tu padre de ti si se enterara de lo que has hecho?"
Sakugawa se sintió tan avergonzado que no podía articular palabra. Al poco rato, se acercó un joven local y muy cortésmente ofreció con una reverencia, un vasito de sake al elegante chino extranjero. Mientras éste bebía, el muchacho se volvió hacía Sakugawa y preguntó:
"¿ No eres tú Sakugawa? No estaba seguro de reconocerte. Tu fama de artista marcial es muy famosa. ¿Qué haces aquí?".
En esos momentos Sakugawa hubiera preferido estar bajo tierra.
"¿Conoces a este joven?", preguntó con curiosidad el caballero chino, mientras apuntaba con un dedo a Sakugawa.
"Sí", contestó el joven, "Es un conocido karateka local con muchas posibilidades".
El distinguido chino miró a Sakugawa muy de cerca, como lo haría un miope. "Si alguna vez vienes a Kume-Kura, pregunta por Kusanku y yo te enseñaré no solo el cómo sino también el porqué de las Artes Marciales". Después, refiriéndose al muchacho que le había traído el sake dijo: "Este es Kitani-Yara, un estudiante que me está ayudando durante mi estancia en este país".
Sin más conversación , acabaron los tres cruzando cordialmente el puente como si nada hubiera pasado. El joven estudiante en continua actitud servicial, Sakugawa anonadado por lo sucedido y el maestro Kusanku andando muy ufano con las manos entrelazadas por detrás de su cuerpo, decía:
"¡Que día más bonito!, ¡ que agua más bonita!, ¡ que puente más bonito! , ¡que cielo más bonito!"
En ese momento, Sakugawa se percató de que se encontraba delante de alguien muy especial. No solo tenía un guía entregado para resolverle cualquier deseo, sino que vivía en Kume-Kura, que era una población cercana a Naha, donde se afincaban las familias chinas provenientes del importante puerto de Fukien en China. Estas familias eran cuidadosamente elegidas por el Emperador de la China para facilitar las relaciones entre Okinawa y su corte imperial. ¡Por lo tanto se encontraba delante de un embajador!
Sobrepasado por la emoción y por este golpe de suerte, Sakugawa no podía esperar para contarle a su maestro lo que había sucedido. Cuando así lo hizo, Takahara se puso muy feliz y dijo, "Ve con Kusanku y aprende de él todo lo que puedas. Es el artista marcial más reconocido que jamás haya venido de China. La fortuna te ha sonreído. Cuando Kusanku regrese a China, nos enseñaras todo lo que has aprendido de él, esto es muy bueno para Okinawa. ¡Ahora, corre!"
Obedeció su consejo y permaneció con Kusanku durante seis años. Años dedicados al entrenamiento físico riguroso y al estudio de la antigua sabiduría china.
Allí descubrió que Buda enseñó que todo sufrimiento viene de la ambición. Que el respeto a los ancianos es fundamental, según otro filósofo chino llamado Confucio, para que el ser humano se desarrolle con fuertes lazos familiares, base de toda cultura sana y fuerte. Y que la Naturaleza es la madre que da todo el soporte que el hombre necesita para vivir, así lo enseñaba un sabio errante llamado Lao-Tse. Años intensos en los que descubrió que las Artes Marciales iban mucho más lejos que la mera realización de ejercicios físicos por muy complejos que éstos fueran.
Las Artes Marciales y el estudio de sus secretos filosóficos tenían tanta fuerza que podían por si solos alimentar la llama de la ilusión perdida. Habitar en una isla llena de prejuicios y de supresión como el que se producía por entonces las Islas de Okinawa, era muy difícil de soportar. Éstos nuevos conceptos, calaron muy profundamente en el espíritu de Sakugawa y así los transmitió posteriormente a sus alumnos.
A la edad de 29 años recibió un aviso urgente, Takanaka, su antiguo sensei, reclamaba su presencia desde Shuri. Volvió rápidamente, encontrándolo gravemente enfermo.
El anciano monje le dijo:
" La razón por la que te he hecho venir es porque quiero saber si vas a continuar por la vía correcta de las enseñanzas del Karate. Tú puedes enseñar muchos buenos secretos de la ética de las Artes Marciales y yo no he tenido ni la calidad ni el tiempo suficiente para lograrlo. Si tú me dices que continuarás la obra, entonces moriré sabiendo que mi sueño se hará realidad. La razón de mi existencia no quedará sin continuación".
Tomando un momento para recuperarse del esfuerzo de hablar sobre tema tan trancendental, y siendo consciente de que le quedaban muy pocas respiraciones, asió la mano de Sakugawa y le dijo solemnemente:
"Quiero que a partir de ahora te llames Karate Sakugawa, y consigas que los habitantes de Okinawa se sientan orgullosos de ti".
Dos días más tarde moría Takanaka.
Cuando unos años más tarde el maestro Kusanku regresó a China, Sakugawa continuó con la dirección de la escuela de su primer profesor.
Desde entonces, se ha reconocido al maestro Sakugawa como el primer profesor y maestro del estilo de las artes marciales okinawenses. Posteriormente, en el siglo XX, acabaron por bifurcarse produciéndose la aparición de las dos ramas comúnmente aceptadas como el verdadero karate okinawense y su hijo, el karate japonés.
LOS MAESTROS Y LOS ESPECIALISTAS
Comenzaron entonces a aparecer las diferencias entre los especialistas y los maestros. Los maestros eran como los médicos generales que tienen que estar versados en todos los aspectos de la medicina; mientras que los especialistas, como su nombre indica, practican un solo aspecto del arte de la medicina.
Los especialistas existen en todas la ramas de las artes marciales. Solo se mueven en su propio ambiente. Son magníficos en su limitada virtud donde son muy admirados. En judo, están los especialistas en seionage; en karate, los que utilizan prácticamente solo la técnica de gyaku-tsuki, etc, y la lista podría ir hasta el infinito. En los deportes de competición modernos, algunos artistas marciales pueden llegar a ser campeones renombrados, pero esto queda muy lejos del auténtico espíritu de las artes marciales. Es como un grito en una tormenta.
Los especialistas no puede distinguir de entre los árboles las hojas. Desarrollan una o dos técnicas que les van bien y olvidan el resto. Su campo de visión es muy miope por prestar tanta atención a un solo aspecto del paisaje. Se transforman en personas que van sabiendo más y más de menos y menos.
Los tres mosqueteros
Karate Sakugawa tenía tres alumnos que eran conocidos con el mote de "Los tres Mosqueteros". Tres amigos que iban juntos a todos los sitios, se llamaban Okuda, Makabe y Matsumoto. Eran sus sempais (asistentes de confiqanza del maestro o hermanos mayores) y eran muy admirados por el público.
Okuda era el especialista supremo. Era "el golpeador", que podía poner fuera de combate a cualquiera. Tenía el sobrenombre de "Mano de Hierro". Los campesinos, cuando conversaban a cerca de él decían: "Okuda puede matar a un toro de un golpe". Su fama era tan grande que cuando llegaba de visita a otras ciudades, era recibido con gran admiración, y pronto se veía rodeado de muchos admiradores incondicionales que le daban palmadas en la espalda y se empujaban para andar al lado de él .
Makabe era pequeño. Pero era muy rápido, listo y esquivo en sus movimientos. La leyenda decía de él que había nacido debajo de las alas de una golondrina. Le llamaban "el hombre pájaro". También levantaba pasiones cuando aparecía por algún sitio público.
De entre los tres, Matsumoto era como el médico descrito anteriormente. Hacía todo bien, era perfecto en la técnica básica y sus kumites (combates) no tenían nada fuera de lo normal. Evidentemente, no tenía ninguna especialidad. Cuando los "Tres Mosqueteros" caminaban juntos por las calles, nadie se acercaba a él. No era un especialista... Cuando alguien le preguntaba a otro, "¿Quién es ese? ¿cuál es su especialidad?, ¿ qué puede hacer?" la respuesta siempre era parecida a esta: "Ah, él. Es un buen profesor. Nada especial".
Sucedió entonces que un barco proveniente de China recaló en el puerto de Naha, Okinawa. A bordo venía el capitán del barco que era muy conocido por su fortaleza física y como gran peleador. Se llamaba Oshima-Kuryu y era de origen chino. Este capitán tenía la costumbre jactanciosa de ir retando a cualquiera que pretendiera quitarle la supremacía de la fuerza física. Efectivamente, nunca había perdido una pelea y presumía en público de su poderío.
Nada más poner pie en tierra, Oshima ya estaba preguntándose si encontraría pronto a alguien que quisiera enfrentarse a él. Se decía: " La gente de aquí ya me conoce. Nadie aceptará un reto. Tengo que inventar algo".
Por fin tuvo una idea. Una noche se dirigió a la taberna del puerto y, después de provocar y dar una paliza a un fornido marinero, le quitó la ropa como un signo de victoria y burla a los lugareños. Siguiendo este maquiavélico plan, continuó así noche tras noche. Al cabo de un tiempo, se corrió la voz por toda la ciudad de que un enorme chino estaba burlándose de los burdos pescadores okinawenses. Esta queja llegó a oídos de las autoridades policiales, que naturalmente estaban formadas por oficiales chinos, los cuales, en circunstancias similares, siempre miraban para otro sitio.
Las noticias llegaron a la ciudad de Shuri, y finalmente a oídos de Karate Sakugawa, que por entonces actuaba de Magistrado, un trabajo que era realizado en aquellos tiempos por maestros de karate gracias a su buena reputación.
Una noche, los tres mejores alumnos de Sakugawa decidieron bajar al puerto para tomar unas copas. Los "Tres Mosqueteros" estaban bajando en animada charla por el único camino que bordeaba la montaña en dirección al puerto, cuando una gran sombra se interpuso en su camino. Allí estaba aquel hombretón con, varias ropas colgando de su hombro. Inmediatamente se dieron cuenta de que se trataba del matón del que tanto habían oído hablar.
Okuda decidió entrar en acción. Dijo:
"¡Eh, tú alto! ¿ Eres tú el que está provocando tanto alboroto en la vecina ciudad de Naha? Si lo eres, date la vuelta y márchate de aquí ahora mismo o nosotros te obligaremos a ello".
Oshima- Kuryu, muy despacio, movió negativamente la cabeza y contestó: "Solo me marcharé si soy vencido. ¿ Veis estas ropas?, se las he quitado a expertos como vosotros".
Okuda, en ese mismo momento se lanzó contra él y le aplicó su famoso golpe de toro. Kuryu se apartó hacia un lado y el puñetazo acabó en el aire, desequilibrando por la inercia a Okuda, el cual acabó girando sobre su propio cuerpo. Kuryu aprovechó la ocasión y, con la gran experiencia ganada en cientos de peleas callejeras, aplicó un golpe seco al cuello de Okuda que acabo con su conciencia y con el cuerpo tirado por el suelo.
"Mañana volveré por aquí a la misma hora", dijo Kuryu , y se marchó orgullosamente.
Durante todo el día siguiente, Makabe entrenó específicamente la serie de argucias y de técnicas que pensaba utilizar la próxima noche. Golpeó con fuerza un pesado saco de arena, endureció sus puños con la makiwara; ( un tablón flexible con un cojín de paja trenzada en un extremo), e hizo "fintas" de cintura para esquivar los puñetazos. Por la tarde practicó randori (un circulo de luchas alternadas) con sus alumnos golpeando duramente a todos. "Pobre de Kuryu", pensaban los discípulos mientras caían por los golpes, "Si Makabe puede con todos nosotros, ¿qué no podrá hacer contra un hombre solo?" El espíritu del Dojo (gimnasio) era muy alto.
Esa noche, Makabe, "el hombre Pájaro", estaba esperando. Oshima-Kuryu no faltó. Pelearon. Makabe era rápido, inteligente y astuto. Pero no fue suficiente. El chino aguantó todos sus ataques y finalmente , después de un cuerpo a cuerpo, proyectó violentamente al okinawense contra el suelo, dejándole sin respiración. Kuryu volvió a ganar. Makabe nunca había entrenado en un cuerpo a cuerpo como se hace normalmente en el judo o en el jujitsu . Tampoco sabía cómo pelear en el suelo, ni cómo zafarse de una llave a una articulación.
La gente del pueblo oyó las noticias y comenzó a preocuparse profundamente. Todos deseaban que Karate Sakugawa salvara el honor del pueblo okinawense de Naha. Querían que el Gran maestro se enfrentara a ese presuntuoso extranjero Chino. Pero Sakugawa dijo:
" No os preocupéis. Nuestros dos especialistas han fracasado. Eso ha sucedido porque están demasiado ensimismados en una sola técnica. Para vencer a ese hombre hace falta improvisación y usar el cuerpo y la mente en unidad. El cuerpo solo vence si el oponente responde bien a tu ataque premeditado y se deja engañar, pero contra un combatiente fuerte y muy desorganizado solo vale usar la mente intuitiva. En la fuerza contra la fuerza, vence el más fuerte. En la fuerza contra la fuerza y la mente juntos, vence la segunda opción. Matsumoto, primero fue un especialista, y ahora es como un médico general ; él ganará".
No estaba todo el mundo de acuerdo con a opinión de Sakugawa, incluso se llegó a decir que en realidad lo que quería era evitar el combate con el terrible capitán del barco. ¿Cómo iba a ganar Matsumoto si nunca había destacado en nada especial? Las apuestas comenzaron a circular raudamente y la mayoría apostaba por Oshima-Kuryu.
Aquel día Matsumoto lo pasó pescando en el puente. La gente le veía y decía : "¿Cómo va a vencer a Oshima si no se entrena y no es siquiera capaz de pescar ni un pez?"
Otros pensamientos muy distintos calmaban la mente de Matsumoto:
"Un rayo de tormenta dura un instante y debe caer en el sitio correcto para ser mortífero, pero el rescoldo de un buen fuego dura más tiempo y de él salen muchas más ventajas".
Efectivamente, en la tercera noche, allí estaba Matsumoto, esperando al capitán chino. Cuando se encontraron frente a frente, el okinawense se percató de que tenía delante de él al más poderoso contrincante con el que se hubiera enfrentado jamás.
Pelearon durante un largo periodo de tiempo sin que Matsumoto apenas hiciera ruido. Por el contrario, el chino resoplaba, saltaba, se abalanzaba, tiraba docenas de golpes, gritaba...¡era un verdadero impresionante espectáculo de fuerza bruta!
Finalmente, cuando Oshima comenzaba a mostrar signos de gran fatiga, pues apenas podía respirar, atacó torpemente con las últimas fuerzas que le quedaban intactas. Matsumoto desapareció delante de él, y esto es lo último que vio el enorme chino. Le aplicó un golpe al hígado que derribó simultáneamente la vanidad del hombretón y su enorme cuerpo. Quedó en el suelo retorciéndose de dolor, asfixiado y sintiéndose morir, pues tal es el efecto que produce un certero golpe al hígado, aunque la potencia del impacto sea floja y en este caso; no lo fue. El impacto fue tan preciso que Oshima Kuryu necesitó varios meses para recuperase.
"Ha llegado la hora de retirarme", declaró Oshima meses después. "Me siento feliz por haber sido vencido por un hombre que domina la técnica básica y que es discípulo del maestro Karate Sakugawa. Todos mis oponentes anteriores eran especialistas. Todos tenían algún truco que era fácil de detectar y no les fue suficiente para vencerme". Después, desapareció de la historia de la artes marciales sin dejar más recuerdo que el haber sido vencido por un alumno de base del maestro Sakugawa.
Cuando muchos años más tarde, Karate Sakugawa se retiró, pasó su Menkyo-Kaiden, es decir, el certificado de máxima competencia que en el Karate se entrega solamente a aquel alumno que tiene toda la confianza del maestro y que solo se entrega una vez en la vida, a Matsumoto. Sin embargo, su mayor logro se produjo cuando tenía 78 años. Fue entonces cuando el Gran Sokon Matsumura vino a él para recibir clases como alumno.